domingo, 4 de diciembre de 2011

Jabberwocky by Lewis Carroll

Jabberwocky



Calentoreaba, y las viscotivas tovas
vuelteaban y tregujereaban el terecho.
Misébiles estaban los borogovas
y los deros trugones bramastoilbaban.

¡Cuídate del Jabberwock, hijo mío!
¡De sus fauces que muerden, de sus zarpas que agarran!
¡Cuídate del ave jubjub y esquiva
al frumioso Bandersnatch!"

Él empuñó la vorpalina espada,
y persiguió al manxioso enemigo largo tiempo..
Hasta que, cansado, bajo el árbol Tum-Tum
se detuvo un rato a meditar

¡Y, cuando estaba en muforosos pensamientos,
el Jabberwock, con ojos llameantes,
vio volando a través del bosque túlgido,
y burbujereó al llegar!

Un, dos! ¡Un, dos! Hasta el tuétano
la vorpalina espada lo hizo pedazos.
Lo dejó muerto, y con su cabeza
galofrante regresó.

“Has matado al Jabberwock?
¡Ven a mis brazos, hijo radioso!
Oh, día frobioso! ¡Cualuuúh! i Cualuiiíh!”,
bufloqueó el viejo en su alegría.

Calentoreaba, y las viscotivas tovas
vuelteaban y tregujereaban el terecho.
Misébiles estaban los borogovas
y los deros trugones bramastoilbaban.


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