miércoles, 9 de noviembre de 2011

Broken Doll Cap 4 Final

Capitulo 4: Muñeca sentimental, "Malditos sentimientos, aquellos que ahora albergan mi pecho y mueven los engranajes de mi corazón, debilitando así a la razón."

Sus ojos se abrieron grandes y una lividez inundo su rostro. -¡N-no…. No puede ser!- pensó temblorosa.
-Todo lo que ésta roto puede ser reparado, incluso una muñeca, incluso tu.- dijo Sasori con un tono serio y un tanto macabro, mientras cerraba la puerta y dejaba la charola con las tazas de té en el escritorio que se encontraba allí. -Pero supongo que ya lo sabias, si no que mas estarías haciendo en la biblioteca con un diccionario de latín.- menciono tranquilamente mientras se acercaba con lentitud hasta la pelirrosa.

-Sasori… entonces… ¿Fuiste tu.. aquella ocasión en la biblioteca?- le cuestiono con vigor, estaba sumamente sorprendida, no obstante, no sentía miedo o angustia, era algo que ni ella misma comprendía, en una situación como esta debería estría aterrada, pero no lo estaba.

-Si, así es…- dijo con serenidad con una expresión seria y arrogante en su rostro, mientras tomaba la hoja de papel que yacía en las manos de Sakura, y se acercaba peligrosamente a ella.

-Pero… ¿Por qué?..- hablo sofocadamente.

-Dime… ¿Por qué lo hiciste?..- le replico con serenidad la ojijade. -¿Por qué no me siento asustada?-pensó agobiada.

-Yo… no pude contenerme…- dijo el pelirrojo en tono dulce y cargado de lujuria, acercándose a Sakura aprisionándola entre el y la pared.

-¿A-a qué te refieres?- cuestiono vacilante ante el acto del joven ojimiel empujándolo ligeramente con sus manos, para que este guardase su distancia. -¿Q-qué me esta pasando?… me siento débil, no puedo pensar con claridad…- cavilo con dificultad.

-Realmente no deseaba asustarte de esa manera, pero no vi otra opción.- dijo tiernamente y en voz baja, mientras frotaba sus labios contra las sonrojadas mejillas de la joven.

-N-no comprendo a que te refieres.- musito la pelirrosa débilmente casi susurrando.

-Cuando te vi por primera vez Sakura, estabas leyendo un libro en uno de los pasillos de la biblioteca, te veías tan linda, tan frágil, tan inocente, tan…- dijo en un suspiro cargado de sensualidad.

-Tan… ¿rota?- dijo decaídamente, dejando que Sasori hiciera lo que le placía con ella, quisiera o no, su débil cuerpo no podía impedirlo. -¿Por qué no lo estoy impidiendo?, siento una agudo calor en mi pecho.- pensó para si extrañada.

-Vacía diría yo…- pronunciando estas palabras dejo escapar una tierna sonrisa haciendo que la muchacha se sonrojase y abriera grandes sus ojos color jade. -¿Cómo podría darme por vencido?, no podía quedarme por siempre mirándote desde lejos… necesitaba más, ¡necesito más de ti…!- dijo recalcando estas ultimas palabras con una desenfrenada pasión, mientras recorría suavemente el cuerpo de la joven con sus manos.

-De… ¿de mi?- dijo con una sorpresa que empalideció su rostro, trataba de moverse pero no podía, el simple hecho de ser tocada por aquel joven la debilitaba en lo mas profundo, tanto física como mentalmente. -¿Qué es lo que quieres de mi?- le pregono con voz tenue, apenas si se logro escuchar su voz.

-¡Quiero todo!, deseo todo de ti, tu rosada y sedosa cabellera, tus hermosos ojos jade, tu preciosa piel tan cremosa como la leche, tus finas y delicadas manos, todo, Sakura… todo… ¡te quiero a ti!.- dijo exaltado. -Tenia que encontrar el momento perfecto para acercarme a ti, ese día en la biblioteca era una oportunidad que no podía dejar pasar, el que la luz se fuera fue un suceso inesperado, el destino se puso de mi parte, no pude evitar acercarme de esa manera, no pude refrenar estas emociones que me queman desde adentro, este deseo irremediable, esta imperiosa necesidad… de ti…- dijo con vehemencia, mientras tocaba el cuerpo de la joven y la abrazaba con desesperación.

-¡Me quiere a mi!… tanto como yo a el…- pensó con emoción y debilidad, esos nuevo sentimientos, esos condenados sentimientos que el pelirrojo había implantado en ella la volvían débil, hacían que todas sus fuerzas la abandonaran con insolencia y la dejaran cruelmente a merced de aquel joven.

-¡Quiero que seas mía, Sakura!… mía y de nadie mas… deseo tener únicamente para mi, que nadie pueda mirarte mas que yo, que nadie pueda tocarte mas que yo, quiero que solo seas mía y de nadie más.- dijo sobre excitado. -Llenemos juntos el vacío de nuestros corazones…- dijo mientras la abrazaba con fuerza y frotaba su mejilla contra la de ella.

-¡Y-yo no soy una muñeca! y además no tengo intenciones de ser de nadie.- se mintió a si misma, hablando dudosa quería sonar autoritaria, sin embargo no podía, esa debilidad que la invadía desde adentro no la dejaba hablar, pensar o actuar con claridad; su corazón latía tan rápido, esas palpitaciones tan bruscas que daba, hacia que le doliera el pecho, le quemaba por dentro, era tan fuerte aquello que sentía por el pelirrojo, que ese ardor corrompía todo su interior.

Aquellas adictivas sensaciones, la obligaron a ceder lentamente, no lo podía evitar, su corazón, su alma, toda ella anhelaba el roce del ojimiel, en efecto deseaba ser suya, deseaba con todo sus ser entregarse a aquella obsesión que depravaba su alma y su razón.

-Por favor Sakura… ¡se mía!- le susurro al oído con tierna voz en un tono atestado de deseo, sus aterciopeladas palabras la paralizaron, adormeciendo el tiempo y la realidad, todo parecía un sueño, un irreal y hermoso sueño del cual la pelirrosa no quería despertar jamás. -N-no, no puedo pensar… ¿Qué es lo que quiero?- se dijo internamente golpeando su cabeza en confusión.

-¡S-si…!- dijo tartamudeando.

Al oír esto en el rostro de Sasori se dibujo una tenuemente marcada sonrisa, llena de arrogancia y soberbia. La tomo entre sus brazos cargándola, con la delicadeza que se trata a una muñeca que esta apunto de quebrarse, dio unos cuantos pasos hasta llegar a la cama que se hallaba en su habitación y la recostó con gran sutileza, posándose encima de ella agarrándola fuertemente de las muñecas empujándola contra el colchón, sus profundos orbes color miel se posaron en su rostro recorriendo todo su cuerpo para por fin mirarla fijamente a los ojos.

La joven Sakura correspondió mirándolo con profundidad, sus hermosos ojos jade se entrecerraron un poco y un extraño y desconocido brillo apareció en ellos, mientras que en sus rosados labios se curvaba una por poco macabra sonrisa.

Los labios del joven pelirrojo aprisionaron lo de la ojijade en un apasionado movimiento, rasgando delicadamente el contorno, en una señal permisiva para poder entrar, la pelirrosa lo permitió y la suave y dulce lengua de Sasori se introdujo de lleno en su cavidad bucal, acaricio con suavidad el paladar y posteriormente la lengua de la joven, las mejillas de Sakura le ardían, le quemaban, le dolían, no podía mas.

Mientras continuaba con el apasionado beso, el ojimiel delineo tersamente con sus manos el cuerpo de la muchacha, en un impulso casi desenfrenado comenzó a lamer lenta y lujuriosamente el cuello de la joven, con su mano en un pulcro movimiento llego hasta el pecho de ella y comenzó a palparlo deleitándose con la exquisita suavidad de este. -¡Ah!- dejo escapar un leve gemido, que fue bebido en un delirio de pasión por el pelirrojo, apretó con fuerza la muñeca de la joven que aun sostenía, aplastándola contra la almohada.

Se deshizo desesperadamente la playera color negro que llevaba puesta, dejándola caer al suelo, re pego con suma fuerza su cuerpo contra el de la pelirrosa, y comenzó a frotar su miembro erecto contra la pierna de esta, dejando escapar un ronco jadeo haciendo que ella gimiera con hilarante ternura. La palpitaciones en su miembro se volvían cada vez mas dolorosas, sin embargo, el ojimiel quería disfrutar hasta el mas pequeño rincón del cuerpo de Sakura, así que esperaría un poco, después de todo ella se encontraba ahí recostada, mirándolo apasionadamente, con un vivo fuego en sus mejillas, tan tierna, tan inocente, incitándolo, excitándolo cada vez más.

Quería verla bañada en sensualidad, y que gimiera una y otra vez para el, solo para el. Pronto ambos quedaron tan solo en ropa interior, y el joven se aproximo a la barbilla de la ojijade dándole un tierno y fugaz beso, bajando lentamente con su lengua hasta el torso de esta, lamiendo sus pechos por encima del sostén, lo bajo con lentitud y se embeleso con el sabor de sus rosados senos, lamiendo y succionandolos de vez en cuando, mientras que con una de sus manos froto sutilmente la intimidad de la joven.

Se deshizo habilidosamente de las bragas que obstruían su cometido, y verifico lo que ya era obvio Sakura se había humedecido, sonrío internamente y froto su miembro semidesnudo contra la sueva y tersa piel de la intimidad de la joven, pronto quedo totalmente desnudo, y restregó cínicamente su palpitante extremidad.
-¡Ah!… ¡Sasori!- gimió con fuerza ante el acto desvergonzado del muchacho.

Si ahí estaba el gemido que daba la pauta, lentamente y con suma delicadeza comenzó a penetrar a la joven. -¡Ah! ¡Sakura!… e-eres tan estrecha.- dijo en un gemido forzado.

-¡Ah!- dejo escapar un pequeño grito, debido a la leve presión que estaba sintiendo, no obstante, Sasori no dejo que se escapara pues lo atrapo en un lascivo beso.

Su cuerpo se acerco al de la pelirrosa a mas no poder, acoplándose a su cuerpo, encajaban perfectamente, el pequeño roce entre ambas pieles provocaba que ambos se sonrojaran, se quedo inmóvil por un momento y acomodando su rostro al lado del de ella, aspirando el dulce aroma del cabello de la ojijade y comenzó a moverse lentamente, embistiendo una y otra vez.

-¡Sasori!- grito su nombre con desesperación cerrando sus ojos, por el súbito placer que la invadía, sentía que pronto su corazón se saldría de su pecho, la cercanía con aquel joven la hacia sentir algo que jamás en su vida había experimentado, sensaciones que no reconocía, sensaciones que muy a su pesar le gustaban y mucho, quería a Sasori, mas aun tenia una amorosa obsesión hacia el todo era perfecto, pues ahora sabia que sentía lo mismo quizá de manera mas intensa que ella.

Las embestidas se volvieron cada vez mas fuertes y más rápidas, ambos estaban al limite ya no podían mas, y en un irremediable acto ambos gritaron ahogados en pasión, habían llegado al clímax, de aquel desenfrenado y caluroso acto.

El cuerpo del pelirrojo se dejo caer débil, sobre la muchacha, acomodando su cabeza con ternura en el suave pecho de esta, se aferro a ella con calidez, mientras que la pelirrosa extendía sus brazos, abrazándolo amorosamente. El tiempo se detuvo y aquel maravilloso momento pareció durar una eternidad, se quedaron ahí inmóviles sin decir una palabra, tan solo disfrutaron la calidez uno del otro.

La pelirrosa decidió quedarse un poco mas, y sin que se diera cuenta pronto se quedo dormida aun lado, en el pecho del ojimiel, este la miro tiernamente con un curioso brillo en sus ojos, la miro con intensidad y mas aun con amor…

-Ahora eres mía, toda mía, mi hermosa Sakura… mi pequeña y hermosa muñeca….- musito murmurando para si, mientras le plantaba un dulce y tenue beso en la frente.

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