miércoles, 9 de noviembre de 2011

Broken Doll Cap 3

Capitulo3: Realidad, "Por que es solo a través de los ojos de los demás, que nuestra existencia toma sentido y se torna real, ¿si nadie te observara… aun seguirías existiendo?"


Aquella persona se acerco aun mas a Sakura, tan cerca que pudo sentir el gran calor que irradiaba su cuerpo, la rozaba a tal punto que le quemaba y con ese acercamiento confirmo sus sospechas, en efecto, era un hombre…

-¡Ssshhh!…..- le susurro aquel hombre lentamente casi al oído, al percatarse de las intenciones de gritar de la ojijade.

Aquel hombre se quedo ahí posado, inmóvil, y nada mas, se acerco una vez mas de manera que ya no existía distancia entre ellos dos, soltó la muñeca de la pelirrosa en un movimiento lento y delicado, con suma pulcritud tomo tiernamente la mano de la joven rozando sensitivamente su piel con los dedos, estando tan cerca a su lado, aspiro hondo el aroma proveniente del cuello de la joven, recorriendo de la misma forma con su nariz la cabellera de esta hasta llegar al otro costado, con su mano libre froto la piel de la joven de manera lujuriosa, comenzando por su hombro bajando hasta llegar a sus delgados dedos, haciendo que la joven se estremeciera y erizara hasta su punto mas alto.

El temor la paralizo, impidiendo que escapara hasta el mas mínimo sonido de su boca y su corazón latía con rapidez un sentimiento familiar se albergo en su pecho, en ese momento un sinfín de imágenes del mas ínfimo de los finales paso por su mente, no obstante, aquel hombre mientras aun acariciaba con morosidad su mano tan solo dejo un pequeño y arrugado papel en ella, y desapareció en la negrura de aquel lugar, dejando así a una temblorosa y asustada Sakura, esta apretó con fuerza el diminuto papel que yacía en su extremidad dando un tambaleante paso hacia atrás, tropezando así con el libro que había dejado en el piso, cayendo al suelo mientras dejaba escapar un pequeño grito.

En ese momento que tan solo duro fracciones de segundo, la luz volvió repentinamente, y ante la pelirrosa apareció una sombra, que emitía unos sonidos de agitación, extendiéndole la mano y diciendo con una dulce y melódica voz lo siguiente: -¿Te encuentras bien?- pregunto con preocupación dicha sombra.

La ojijade levanto lentamente la mirada…. -¡Auch! Si estoy bien gracias.- Sus ojos se abrieron grandes y una gran sonrojo acompañado de felicidad iluminaron su pálido rostro y su corazón comenzó a palpitar desenfrenadamente, si así es, ante ella se hallaba aquel joven, su dulce obsesión, su sueño se haba hecho realidad no solo lo había podido ver de nuevo, si no que incluso estaba hablando con el.

-Enserio ¿estas bien?… es que pasaba por aquí y escuche un grito así que vine corriendo, para ver que había sucedido.- le menciono con una tierna intranquilidad.

-S-si no… no te preocupes, es solo que como estaba muy obscuro me resbale con el libro.- dijo la ojijade con una risita llena de nerviosismo. Tomo la mano del joven y se levanto del suelo pausadamente, se sonrojó ligeramente al sentir el contacto con la piel del pelirrojo, su mano era calida y le transmitía un cordial sentimiento. Distraída y llegándole a su mente como un doloroso rayo se percato de la presencia de aquel papel en su mano, sigilosamente y sin que el ojimiel se diera cuenta lo guardo en el bolsillo de su pantalón.

-¿Te golpeaste muy fuerte?- cuestiono el joven cortésmente, mientras la ayudaba a levantarse.

-N-no… gracias por ayudarme.- dijo ansiosa.

-Vienes muy seguido a la biblioteca ¿no es así?- pregunto un tanto apenado, mientras le regresaba el libro que había recogido atentamente del suelo.

-S-si… ¿Cómo sabes?- reprocho sorprendida llena de curiosidad, tomando el ejemplar con sus manos.

-Es solo que siempre que vengo, tu estas aquí… e-en esta sección.- dijo ruborizándose levemente.

-Entonces… ¿tu también vienes muy seguido?- pregono en un tono un tanto sarcástico.

-Pues…. mas o menos.- dijo avergonzado. -¡Ah! Disculpa mi descortesía, me llamo Sasori… Akasuna no Sasori.- dijo extendiéndole la mano en una señal de amistad.

Sasori!, se llama Sasori, que bello.- pensó. -Yo me llamo Haruno Sakura.- dijo correspondiéndole a dicho gesto amistoso, sonriendo afectuosamente.

-Mmm… Sakura ¿eh? ¡que lindo nombre! como la flor.- dijo sonriendo amigable con un tierno sonrojo en sus mejillas, mientras que en sus ojos se dibujaba poco a poco un curioso brillo casi malicioso.

-¿Enserio crees que es lindo?- pregunto apenada con vivos colores en su rostro.

-Pues si… al menos a mi, se me hace un nombre muy bonito, porque ¿no te gusta?.- dijo simpáticamente.

-Piensa que mi nombre es lindo…- pensó para si llena de emoción. -No, no es eso, es solo que… nunca nadie me lo había dicho.- se sonrojó al decirlo contagiando dicha reacción a su acompañante.

Que circunstancias mas extrañas eran en las que estaba viviendo Sakura en ese momento, por una lado su sueño, su obsesión se había convertido en realidad, estaba tan llena de emoción que incluso se había olvidado de aquel extraño y aterrador incidente, para suerte de la joven pelirrosa no paso a mayores, ahora en lo único que podía pensar era en "el" en el joven Sasori, que en aquella ocasión había clavado profundamente sus hermosos ojos miel en ella, aquel que con solo mirarla la había llenado un poco, la había hecho existir nuevamente.

Caminaron uno al lado del otro, dirigiéndose hasta una gran mesa que se encontraba en el lugar, se sentaron juntos y dejaron los libros que sostenían a un lado de ellos. Por fin la larga en interminable espera de Sakura había llegado a su fin, ahora el rompecabezas estaba completo, si así es, Sasori era quien llenaba aquel vacío en la joven pelirrosa, el era la pieza faltante, por fin su corazón había despertado de su largo sueño y había comenzado a moverse, tal como si de un descompuesto reloj se tratase.

-Y… dime Sakura ¿Por qué vienes tan seguido a la biblioteca?- pregunto dando así inicio a una conversación.

-¿Por qué lo preguntas?- dijo un tanto sorprendida.

-Bueno es que admitámoslo, es un poco inusual que una muchacha pase casi todo el tiempo en la biblioteca y cuando así es generalmente lo hace por necesidad escolar y no por gusto ¿no crees?- menciono un tanto penoso.

-Bueno si, en eso tienes mucha razón.- dijo pensativa. -Pues en mi caso la verdad es que es por gusto, tengo una rara fascinación por la lectura y mas aun por leer en la biblioteca, es decir es un lugar tan tranquilo y de sierta manera misterioso, bueno al menos a mi así me lo parece.- dijo explicativamente. -Y tu ¿Por qué vienes tan seguido aquí?, y si me permites preguntarte, mas aun ¿Por qué lees libros sobre muñecas? Es decir tampoco es muy usual que un joven se la pase leyendo libros acerca de muñecas.- dijo disimuladamente.

-Bueno es que veras…. yo vivía con mi abuela y ella fabricaba muñecas de porcelana, pero murió hace poco, y tenia una gran colección de ellas, así que me pidió que las cuidara, y cuando las estaba cambiando de lugar, una de ellas cayo al suelo y se rompió, mi abuela me enseño muchas cosas sobre las muñecas como las hacia, vestía, pintaba, etc, pero nunca me enseño a repararlas, así que tuve que buscar por mi cuenta la información.- dijo en voz baja sonrojándose.

-Oh ya veo…- dijo asombrada por el gusto del ojimiel, sin embargo, ya se había imaginado dicha afición y sonrío internamente de manera picara.

-Crees que es raro ¿verdad?- pregono avergonzado.

-No para nada, mas bien pienso que es lindo, creo que es un pasatiempo muy interesante y peculiar.- dijo sonriéndole con nerviosismo con la esperanza de no afligirlo o ridiculizarlo por accidente, pues realmente pensaba que las muñecas era un hermoso arte.

-¿Te gustan las muñecas?- interrogo con una tierna y dulce voz mirándola a los ojos, casi tan profundamente como aquella vez.

-S-si… me gustan mucho..- dijo con un sentimiento que la derretía y todo solo por esa simple mirada.

Rápidamente el tiempo paso y sin que la pelirrosa se percatara comenzó a hablar cada vez mas y mas con Sasori, sentía incluso la imperiosa necesidad de verlo cada día, a el su deleitosa obsesión. Cada tarde cómo acostumbraba iba a la biblioteca solo que ahora algo era diferente, ya no iba únicamente a leer aquellos los libros que tanto le apasionaban, si no que también iba a ver a su nuevo amigo, aunque aun seguía sintiendo que algo pequeño, diminuto, e insignificante le faltaba si, no quería ser solo su amiga, ella quería algo mas, mucho mas…

Durante el tiempo que se frecuentaron dos semanas aproximadamente, Sakura conoció un poco mas acerca de aquel joven que hacia que su corazón latiera eufóricamente, el era tan solo dos años mas grande que ella, vivía solo en casa de su abuela, pues sus padres habían muerto cuando el era muy pequeño y su abuela había fallecido hace tan solo un año, Sasori sentía una pasión inigualable por las muñecas de porcelana, creía firmemente que eran todas una obra de arte, sin embargo, el tenia un concepto de "arte" un tanto diferente para el, "el" verdadero y único arte era aquello cuya belleza perduraba por la eternidad.

A la joven ojijade le parecía magnifico, pues se había dado cuenta que el pelirrojo era una persona muy diferente a todas las demás, no cabía duda dentro de su interior había surgido una irreprimible y adictiva obsesión…

Por un momento toda aquella embriagante felicidad la había hecho olvidarse de aquel misterioso y aterrador hombre de la biblioteca, que le había dado un buen susto y que tan solo le había dejado una desdeñable nota en un arrugado papel, aquel pedazo de papel contenía la siguiente frase: "Omnia reparetur fracta, fractum quidem doll, tibi.." era algún tipo de extraña oración escrita en lo que parecía ser latín. Obviamente Sakura no entendía el latín así que por un momento no le dio gran importancia, no obstante, le intrigaba aquel suceso, y se preguntaba una y otra vez ¿Por qué le había pasado a ella?, decidió investigar el significado de dicha frase, quizá eso le rebelaría algún indicio de quien había sido, el hombre que prácticamente la había acosado en la biblioteca.

Era la mañana del viernes y Sakura se paro rápidamente y con una gran sonrisa en su rostro, vistió su uniforme, desayuno con prisa y se encamino hasta su colegio, mirando al cielo que en ese día se encontraba despejado recordó algo que coloreo sus mejillas de un rosa pastel.

-Sakura…- menciono el muchacho de cabellos rojizos mientras hojeaba un libro.

-¿Si, Sasori?- pregunto extrañada.

-¿Te gustaría ir el viernes a mi casa?- dijo sonrojándose. 

-¿Q-qué perdón?- le interrogo exaltada.

-Dijiste que te gustaban las muñecas ¿verdad?- cuestiono apenado.

-S-si es verdad…- respondió algo confundida.

-Bueno quiero que veas algunas, que e creado yo mismo, por eso quiero que vayas el viernes a mi casa, ¿te parece bien?- dijo en voz baja.

-¡Si claro!- dijo con alegría mientras en su rostro se dibujaba una enorme sonrisa que apenas si podía contener. 

Quedaron de verse ese día en la biblioteca a las cinco y media de la tarde para posteriormente trasladarse hasta la casa del pelirrojo. Había pensado llegar antes a la biblioteca para buscar algún diccionario o libro de latín, para poder traducir aquella recóndita frase, no deseaba contarle al ojimiel aquel curioso e insignificante incidente, así que procuraría que no se diera cuenta, por lo pronto iría al instituto esperando ansiosa el momento de ver a su querido Sasori.

-Hola frentona.- dijo la rubia un tanto distraída.

-¡Buenos días! Sakura-chan.- expreso tímidamente la peliazul.

-¡Buenos días! Ino, Hinata..- dijo sonriente, sonriendo verdaderamente por primera vez desde hacia ya mucho tiempo.

-Mmm… te veo algo diferente Sakura…- dijo la ojiazul acercándose de frente incomodando a la pelirrosa.

-¿Enserio?… ¿Tu crees?, yo me siento igual- dijo con un rubor en sus mejillas, dejando escapar una risita cargada de nervios.

-Huy picarona, para mi que ya te conseguiste un novio.- dijo en un tono sarcástico que puso aun mas incomoda a Sakura.

-No seas boba Ino, de donde sacas esa conclusión tan extraña.- dijo inquietamente.

-Di lo que quieras a mi no me engañas.- rió de manera burlona.

-¡Que te digo que te equivocas!- exclamo con vigor.

-Jiji si, si, si lo que tu digas.- rió nuevamente ignorando los comentarios de la ojijade.

.¡Ino cerda!…- dijo casi furiosa

-Ya, ya, ustedes dos cálmense por favor.- expuso la peliazul en tono suave con la ilusión de que dejaran de pelar.

Pronto las cases terminaron y Sakura se dirigió a su casa, ya dentro de su hogar subió a su recamara, y se cambio su vestuario por uno mas cómodo, vistió un pantalón de mezclilla como era su costumbre y una blusa corte princesa de color rojo con mangas largas, y se coloco unas botas color negro, se encamino hasta su escritorio, y abrió uno de los cajones extrayendo de ahí aquella extraña nota, la coloco en la bolsa trasera de su pantalón y salio de su hogar con intenciones de ir hacia la biblioteca.

Llego con suma rapidez aproximadamente al cuarto para las cinco y en cuanto hubo entrado a la biblioteca se dirigió hasta donde se encontraba la recepcionista. -Buenas tardes, Shizune-san.- dijo apresuradamente.
-Buenas tardes Sakura-chan, ¿en que te puedo ayudar?- le respondió con cortesía.

-Eh no sabes ¿Dónde puedo encontrar un diccionario de latín-español?- pregunto con prisa.
-Si, mira se encuentran por aya.- le señalo el lugar exacto donde se hallaba lo que la pelirrosa estaba buscando.

-Muchas gracias Shizune-san nos vemos luego.- dijo alejándose hacia el lugar indicado por la recepcionista.
-De nada.- le respondió la pelinegra con amabilidad.

Busco ansiosamente el libro que estaba buscando, quedaba poco tiempo, cuando por fin lo hayo se sentó en una mesa, saco aquel papel y un lápiz y se dispuso a traducir aquella extraña frase, tradujo palabra por palabra, acomodándolas cuidadosamente para que por fin tomaran coherencia, le costo algo de trabajo, pero al fin logro descifrar el significado de dicha oración, la traducción era la siguiente: "Todo lo que ésta roto puede ser reparado, incluso una muñeca rota, incluso tu."

-Todo lo que está roto puede ser reparado, incluso una muñeca rota, incluso tu….. ¿pero que significa esto?- susurro para si llena de confusión.

-¿Qué haces?- pregunto una voz masculina detrás de ella.

-¡N-nada!… nada.- dijo echa un manojo de nervios, mientras cerraba apresurada el gran libro y escondía aquel papel en su mano.

-Mmm… bueno no importa, ¿nos vamos?- pregunto alegre el joven ojimiel, viéndola intensa y fijamente.

-¡Si! vámonos.- se dibujo en su rostro una gran y desenfrenada alegría, con esa mirada todas sus preocupaciones se disiparon y su reciente búsqueda fue olvidada por completo, eran casi increíbles todas las reacciones que el joven pelirrojo provocaba en Sakura con tan solo mirarla de aquella forma.

Salieron de la biblioteca y se dirigieron hasta la esquina de la calle y ahí tomaron un autobús que los dejaría casi en la entrada del hogar del joven Sasori. Ambos entraron a la casa, y la pelirrosa se torno un tanto tímida y su corazón se acelero, entraron y caminaron por un largo pasillo hasta llegar a una habitación no muy grande.

-Mira este es mi cuarto, aquí es donde tengo las pocas muñecas que yo he fabricado.- dijo con orgullo y un extraño brillo en sus ojos, mientras que en su boca se dibujaba casi invisible una malintencionada sonrisa.

-¿T-tu habitación?- dijo con un color rojo en sus mejillas que parecía quemarle.

-¡Ven pasa!- le invito cortes. -Puedes sentarte en esta silla.- le acerco dicho objeto para que se sentara en el. -Traeré algo de tomar, ¿Qué te parece un té?, después de todo hace un poco de frío.- dijo sonriente mientras salía del lugar y se dirigía hasta su cocina, con una actitud un tanto inusual.

-Si me parece bien.- le contesto la ojijade dedicándole una calida sonrisa.

-Bien espérame aquí, mientras puedes ver las muñecas, están acomodadas en aquel armario.- dijo con seriedad, indicando un punto en la pared donde se hallaba un closet de puertas grises.

Mientras el joven pelirrojo se alejaba, Sakura se dirigió con pasos lentos hasta donde se encontraba el armario, donde el ojimiel le había indicado que estaban las muñecas, cuando lo abrió de este salio de manera sorpresiva e inesperada una hoja de papel que cayo al suelo, la pelirrosa la recogió con suma tranquilidad y observo cuidadosamente lo que se hallaba en ese papel. Lo que vio la dejo impresionada, era un boceto a color de una muñeca de porcelana, no obstante, eso no era lo que la había asombrado, lo que realmente la sorprendió es que aquella muñeca era idéntica e ella en cada detalle, el cabello rosado, los ojos color jade, la piel blanca, etc..

No lo podía creer Sasori había diseñado una muñeca usándola a ella como modelo. -¡Que lindo!- pensó con ternura, sin embargo, no se había percatado que detrás de la hoja había algo escrito: "Omnia reparetur frangitur, etiam doll, tibi."

Sus ojos se abrieron grandes y una lividez inundo su rostro. -¡N-no…. No puede ser!- pensó temblorosa.
-Todo lo que ésta roto puede ser reparado, incluso una muñeca, incluso tu.- dijo Sasori con un tono serio y un tanto macabro, mientras cerraba la puerta y dejaba la charola con las tazas de té en el escritorio que se encontraba allí. -Pero supongo que ya lo sabias, si no que mas estarías haciendo en la biblioteca con un diccionario de latín.- menciono tranquilamente mientras se acercaba con lentitud hasta la pelirrosa.

-Sasori… entonces… ¿Fuiste tu.. aquella ocasión en la biblioteca?- le cuestiono con vigor, estaba sumamente sorprendida, no obstante, no sentía miedo o angustia, era algo que ni ella misma comprendía, en una situación como esta debería estría aterrada, pero no lo estaba.

-Si así es…- dijo con serenidad con una expresión seria y arrogante en su rostro, mientras tomaba la hoja de papel que yacía en las manos de Sakura, y se acercaba peligrosamente a ella.

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