miércoles, 9 de noviembre de 2011

Broken Doll Cap 1

Bueno aqui les traigo este fic SasoSaku espero les guste

Mmm... bueno posteriormente habra lemon asi que ya saben solo mayores de 18

Recuerden que los personajes no me pertenecen lo unico mio, mio aqui es la historia

Ojala lo disfuten y comenten.

Broken Doll
壊れた人形
(Kowareta ningyō)
Muñeca Rota.

Capitulo1: Una mirada, "¡Esos ojos!… ¿a quién le pertenecen?.. Si algún día alguien me ve con unos ojos como los tuyos, le cortaría las piernas para que no me dejase jamás."

-¿Qué esta mal, Sakura?- pregunto una voz masculina a lo lejos.

-No lo se…. falta.. algo.- respondió dudosa una tenue voz femenina, mientras sostenía su cabeza bañada en rosados cabellos, llena de confusión.

-¿Qué es lo que falta, Sakura?- cuestiono con ternura dicha voz.

-Algo muy… importante… n-no comprendo.- dijo sollozando la joven y abriendo grandes sus ojos color jade.

-¿Qué más esta mal, Sakura?- le interrogo aquella voz casi en susurro.

-Hay algo que esta….. ¿roto?.- dijo la joven con un leve asombro dibujado en su pálido rostro.

-Me pregunto… ¿Qué podrá estar roto, Sakura?- dijo en un tono burlón pero cargado de delicadeza a la vez.

-Y-yo…. yo lo estoy.- dijo la muchacha ahogada en pánico y desconcierto, golpeando internamente su cabeza una y otra vez.

-¡No quiero estar rota….!- grito llena de pavor, despertando así de aquel extraño sueño.

Se sentó en la cama casi con aquejo, llevándose una mano temblorosa hacia su cabeza, en una perturbación casi irreprimible. -Fue solo un… ¿sueño?- Suspiro con tranquilidad, despojándose de sus sabanas y cobijas con sosiego, miro el reloj de reojo -¡Ahh! No puede ser, se me hace tarde.- dijo en un grito presuroso y parándose de la cama con una velocidad casi envidiable.

Tomo el uniforme que se hallaba en la silla de su escritorio, doblado y planchado listo para un nuevo día, entro al baño con prisa, y salio poco menos de 10 minutos después, ya vestida y arreglada para ir al instituto, vistió su uniforme y arreglo su rosada cabellera adornándola con un broche color negro, salio de su habitación cerrando la puerta con urgencia, y bajo las escaleras de su casa para dirigirse al comedor, en el cual tristemente no se hallaba nadie para recibirla en aquella fría mañana de otoño.

Sakura vivía sola con su madre, y esta la mayor parte del tiempo se encontraba trabajando, así que casi nunca la veía o hablaba con ella, sin embargo, la pelirrosa ya se había acostumbrado a su austera soledad.

Bajando las escaleras se encontraba el comedor y posteriormente la cocina a la cual se dirigió con aguda rapidez, de un estante saco un vaso y un plato, y de otro agarro una rebanada de pan y un envase con jugo de uva, coloco aquella rebanada en el tostador mientras servia un poco de jugo en el vaso, se dirigió al refrigerador y de este saco un frasco cuyo contenido tenia un extraño color azul moradoso y etiqueta decía "mermelada de mora", retorno a la barra donde se hallaba el tostador y de este saco un pan casi quemado entretanto lo untaba con la mermelada; devoro ansiosa su seco desayuno y se dirigió a la entrada principal de su hogar saliendo a toda prisa, eran ya las 6:45 a.m apenas si llegaría a la escuela.

- Rota… ¿eh?..- murmuro para si de camino al colegio mientras miraba al cielo. En esos momentos en su cabeza giraba una y otra vez aquella palabra, ciertamente últimamente hacia ya un tiempo se sentía algo "rota" o para decirlo mas adecuadamente "vacía"…

La mayoría de sus sentimientos la habían abandonado, dejando solo un vano e insensible cascaron, sentía que algo le faltaba, algo importante, ya nada en esta vida la llenaba ya nada satisfacía su interior, solo aparentaba ser la Sakura que en un tiempo había sido, alegre, vivaz, intensa, pero de esa joven ya no quedaba mas nada, ahora lo único que se podía ver en su interior era una profunda tristeza y soledad, y todo causado por aquella pequeña e insignificante pieza que faltaba en el rompecabezas de su alma.

En esos instantes se percibía a si misma como una "muñeca rota" inútil, inservible, inexistente y sin la oportunidad de jamás volver a ser amada por nadie. No obstante se mantenía optimista y a la búsqueda de aquella pieza faltante en su interior, no se daría por vencida, pues por un lado aquel fuerte carácter que la distinguía no había decaído, fuese lo que fuese encontraría eso tan importante que llenaría su vacío ser.

Caminando pensativa, dándole vueltas a aquel extraño sueño que había tenido, se detuvo de golpe al sentirse brevemente observada, sintió como una profunda mirada se clavaba en su nuca, por un segundo pensó que alguien la estaba siguiendo, miro hacia atrás pero no había nadie, sin embargo, no le tomo gran importancia puesto que si no se daba prisa llegaría tarde. Por suerte para ella la primer clase del día era biología con Hatake Kakashi, pues aquel maestro por alguna extraña razón que todos sus alumnos desconocían llegaba tarde, argumentando un sinfín de excusas ridículas.

Llego tan solo con 10 minutos de retraso a su salón de clases y para su fortuna su sensei aun no habia hecho acto de aparición, entro con lentitud al aula en la cual la recibieron animosas sus dos mejores amigas, Yamanaka Ino y Hyuuga Hinata.

-¡Frentona!.. ¿Por qué tarde otra vez?- pronuncio con voz chillona y en tono mofante una rubia de grandes ojos azules.

-¡Ino cerda! ¿Qué ya ni los buenos días dices?- replico la pelirrosa en tono molesto.

-Buenos días- dijo santurronamente la ojiazul.

-¡Buenos días! Sakura-chan.- se escucho una tímida voz proveniente de una muchacha cuyos cabellos eran de un negro azulado y unos hermosos ojos perlados adornaban su infantil rostro.

-¡Buenos días! Hinata, Ino cerda, ¿Aun no ha llegado Kakashi-sensei?- pregunto vanamente.

-No aun no llega, tienes suerte, llegas tarde de nuevo.- dijo la rubia con un poco de aburrimiento.

-Fingir… debo fingir.- pensó para si la ojijade mientras dejaba escapar una falsa sonrisa.

-¡Buenos días clase!- comento una voz masculina a espaldas de Sakura. -Buenos días Sakura-kun- dijo aquel hombre acercando su rostro al de la pelirrosa.

-B-buenos días Kakashi-sensei.- dijo un tanto temerosa, guardando su distancia ante su profesor.

-Bien… tomen todos sus lugares, ¡comencemos la clase!- dijo animoso y con una curiosa sonrisa en el rostro. Hatake Kakashi era un hombre joven cuya edad rayaba en los 30, su físico hacia que mas de una joven soltara un suspiro, su cabello de un extraño color plata y sus ojos grises acentuaban muy bien su rostro y personalidad, a pesar de ser uno de los profesores mas extraños que Sakura había tenido, también era uno de los mejores que podría tener.

Antes de que siquiera pudiera percatarse el día escolar había llegado a su fin, para fortuna de nuestra joven ojijade el tiempo había pasando volando, para ella cada día se sentía interminable, como si el tiempo se arrastrara en el suelo cínicamente, no veía la hora de salir de la escuela para ser nuevamente ella misma, inmersa en su apatía, soledad y tristeza, pues así era ella y le gustaba naufragar en sus propios pensamientos fatalistas recorriendo los bordes de su melancolía, sin embargo apreciaba a sus amigas y no quería preocuparlas mas de la cuenta, así que simplemente aparentaba, fingía para no herirlas por que por una parte no quería que se dieran cuenta en el extraño, banal y rígido ser en el que se había convertido…

-Oye Sakura ¿Qué te parece si vamos a la plaza?- pregunto Ino con emoción.

-Lo siento no puedo, mi madre dijo que volviera temprano a casa, y ya esta por anochecer.- dijo apenada la joven.

-¿Bueno entonces… ¿Qué tal el fin de semana?- pregunto resignada

-Mmm… tampoco puedo, lo siento.- dijo afligida la pelirrosa.

-¡Ah! Por dios Sakura, tu madre nunca esta en tu casa y ya tienes 17 años, por favor sal y diviértete un poco, ¡anda vamos!- dijo con repentina molestia jalando a su amiga del brazo.

-Disculpen, es que enserio no puedo- replico la ojijade soltándose del brazo y encaminándose hacia su casa. -Hasta luego Hinata, Ino, nos vemos.- pronuncio en la lejanía casi gritando.

-¡Moo! Esa ¡Sakura!- grito la rubia con tono furioso.

-Ino-chan cálmate.- dijo la peliazul en un tono suave y tierno, con la esperanza de tranquilizar a su amiga.

Llego hasta la puerta de su casa, caminando con tranquilidad, abrió la puerta y subió las escaleras hasta su cuarto, dejos sus cosas cerca del escritorio y entreabrió unos cajones de su cómoda de los cuales saco un pantalón de mezclilla y una blusa negra de manga larga y coloco las prendas en la cama, miro el reloj eran ya las 5:30, se desvistió con apuro y cubrió su desnudo cuerpo con el atuendo que recién había sacado, por ultimo se coloco unos tenis negro con blanco y salio de su habitación a paso veloz.

-Espero no llegar tarde.- pensó un tanto distraída.

Salio de su casa con prontitud y camino unas cuantas calles hasta llegar a un enorme edificio, la biblioteca publica; uno de sus lugares preferidos, una de las cosas que a Sakura mas le gustaba hacer era pasar la tarde en la biblioteca, escoger al azar un libro y sentarse en los pasillos tranquilamente a leer, para su fortuna la biblioteca cerraba ya algo noche, lo cual era algo poco común pero a Sakura le fascinaba, pensaba que todos esos libros eran un maravilloso tesoro, miles y miles de palabras escritas en hojas de papel, que no toman significado ni sentido, si no hasta que alguien las pronuncia deseosos de saber el contenido del libro, por alguna razón leer todos esos libros y esa paz y tranquilidad que encontraba en la biblioteca la hacía sentir sumamente bien, simple y sencillamente lo disfrutaba.

Llego hasta la entrada de aquel gran edificio y cruzo las grandes puertas de cristal, saludo a la recepcionista que ya era su conocida y se dirigió al fondo en busca de un nuevo e interesante libro, recorrió varios estantes y pasillos hasta llegar a la sección de literatura, ya era algo tarde así que había poca gente, el lugar estaba casi desierto, le agradaba cuando la biblioteca estaba sola, el ambiente que en esos momentos se creaba era perfecto para una historia de suspenso, romance o terror sentía que todo podía suceder.

Se acerco con lentitud a uno de los estantes que se hallaban en segunda fila, para buscar al azar una nueva y excitante historia, recorrió uno por uno con sus dedos cada libro viendo los títulos y hojeándolos de vez en cuando, pero ninguno parecía interesarle por el momento.

Avanzo unos cuantos estantes mas hacia el fondo y recorrió nuevamente los libros con suma tranquilidad, hasta que vio uno que le atrajo considerablemente: Frío corazón "La mecánica del alma y la razón" tomo el libro con sus finos y delicados dedos y lo hojeo leyendo unos cuantos párrafos, era perfecto ese seria el libro que leería esa tarde.

Mientras que aun examinaba aquella obra que a simple vista le pareció estupenda, un intenso escalofrío recorrió todo su cuerpo y en su pecho se alojo un calor que por poco le quemaba, se pregunto a que se debía tan repentina y extraña reacción, levanto la mirada con lentitud, con suma y pulcra lentitud… y ahí estaba, una profunda y enigmática mirada, unos ojos que se dirigían solo a ella, en cuyo reflejo solo se encontraba la imagen de Sakura.

Aquel singular muchacho la miraba con suma intensidad y apego, tal y como si pudiese ver en el interior de ella, por un momento la joven pelirrosa creyó estar soñando, no podía ser verdad que alguien tan hermoso como lo era aquel joven pudiera estar mirándola a ella y solo a ella; desvío la mirada hacia el libro que sostenía en sus manos, creyendo que su reciente locura y paranoia habían aumentado, miro nuevamente a aquel muchacho de tez blanca y cremosa, cabellos rojizos como brazas encendidas y unos profundos e inescrutables ojos miel, aun la miraba fija y apaciblemente a través de los estantes, la miraba a ella y a nadie mas…

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