miércoles, 9 de noviembre de 2011

Broken Doll Cap 2


Capitulo2: Obsesión, "Dulce obsesión que rasga lentamente mi frío corazón, ¿Cuándo podrá el sueño convertirse en realidad?"


En una lúgubre y olvidada tienda de antigüedades, en una alejada y polvorienta repisa, se encontraba una pequeña y linda muñeca de porcelana, sus ojos tal cual gemas de jade se tratase, reflejaban la tristeza causada por su olvido, su hermoso, sedoso y extrañamente rosado cabello adornado con un lindo sombrero, caía en pequeños rizos bajo sus hombros, arropada con un viejo y apolillado vestido color rojo, sentada ahí fría, inerte, vacía, olvidada… añoraba la llegada de un nuevo amo, aquel que la cuidara y mimara, como si de una persona se tratara.

De pronto a la tienda entro un joven caballero vestido de traje blanco y sombrero de copa, su apariencia era pulcra y refinada, su piel blanca y pálida demostraba su linaje, su roja cabellera cual carmín y sus hermosos ojos miel revelaban su carácter. Entro con aires de gran señor caminado con una elegante morosidad y se acerco hasta aquella abandonada repisa.

-¿Cuánto quiere por esa muñeca monsieur?- dijo con propiedad señalando sutilmente a la ya mencionada muñeca.

-Para usted mon seigneur (mi señor), puede llevársela sin costo alguno.- respondió temeroso el dueño del establecimiento. -Pero por que querer a esa vieja y fea muñeca, tengo algunas aun mas hermosas en la bodega de atrás.- menciono con nerviosismo.

-¡No me interesa! La quiero a ella.- dijo soberbiamente.

-¡Deidara! Tráeme la maleta.- le ordeno a su sirviente chasqueando los dedos. 

-¡Enseguida mi señor!- respondió atento el joven de rubios cabellos y ojos azules que había entrado tras de aquel enigmático hombre.

Tomo la maleta de color negro y la coloco en una mesa de madera abriéndola sigilosamente, posteriormente, tomo aquella muñeca con suma delicadeza y la recostó cuidadosamente en el acolchonado forro de esta cerrándola así. Cogió la valija y se dirigió a la entrada principal de aquella tienda con intenciones de marcharse, no sin antes hacerle una leve pero cortes reverencia dejándole un pequeño saco de monedas en el mostrador al dueño de dicho establecimiento, subió a su carruaje junto con sus sirviente y le ordeno al cochero llevarlo a su hogar.

Por fin había llegado el tan ansiado momento para aquella muñeca, su sueño se hacia realidad, por fin alguien se había fijado en ella, por fin a pesar de ser solo un frío y hueco cascaron alguien la amaría como tanto lo había deseado, alguien la miraría profunda y con amorosamente; ahora sabría lo que en realidad era ser una muñeca, un ser sin vida, frígido y vacío, sin sentimientos que a pesar de todo podría llegar a ser amada al igual que un ser humano.

-No te preocupes, yo te reparare y cuidare, mi pequeña, linda y rota muñeca….- dijo cariñosamente aquel hombre mientras su dulce voz se perdía en la nada mezclándose con otra.

-¡Sakura!…. ¡Sakura despierta!.. ya es de día.- dijo su madre gritando desde las escaleras. -Me voy al trabajo hija, nos vemos en la noche.-

-¡Si! Mamá que te vaya bien.- dijo somnolienta casi gritando, mientras se despojaba de su cobertor.

Se volteo boca arriba mirando hacia el techo de su habitación y bostezando dijo. -Haammp… dios cada día tengo sueños mas extraños.- anuncio mientras extendía sus brazos hacia el techo. -Una muñeca ¿eh?… no, ese no puede ser mi sueño, o… ¿si?- dijo en voz baja con algo de inquietud. -Si mal no recuerdo, mmm… "el" sostenía un libro de… ¿"Muñecas de la época victoriana"?, si no es que me equivoco, quizá le gustan las muñecas de porcelana.- sonrío de manera picara al recordar a aquel joven que se había encontrado en la biblioteca y cuya mirada había clavado fijamente en ella, de eso ya hacia unos cuantos días.

Se levanto de la cama aun adormilada, aun en pijama y con paso lento se dirigió a la puerta de su cuarto, se detuvo de golpe y se llevo una mano al pecho. -Quisiera verlo de nuevo.- pensó para si sonrojándose ligeramente, nunca antes nadie la había mirado como ese muchacho lo había hecho, tenia una curiosidad enorme por saber ¿Quién era?, ¿Cómo se llamaba?, y lo mas importante ¿Por qué la había mirado de esa manera tan intensa?.

-Es que me miro, me a mirado tan intensamente.- pensó con súbita emoción, mientras tocaba su rostro con ambas manos en un acto de vergüenza. -Mi existencia a se a tornado verdadera a través de sus hermosos ojos, quisiera verlo aunque fuera una vez mas.-dijo llena de esperanza por aquel largo día que la aguardaba.

Para fortuna de nuestra joven pelirrosa ese día y el que le seguía, eran días libres de deberes escolares, así que tenia todo el tiempo para ella, no obstante, no podía dejar de pensar en aquel muchacho y en sus profundos ojos miel, habían pasado ya cuatro días desde aquel encuentro mágico entre sus miradas y mantenía la esperanza de volverlo a ver, una vez mas.

Bajo las escaleras de manera habitual y se dirigió a la cocina para desayunar, tenia todo el día planeado, primero desayunaría, después haría sus deberes hogareños y por ultimo iría a la biblioteca en busca de aquel misterioso joven, si en efecto, en Sakura había surgido una extraña obsesión, aquel sentimiento que había brotado directo de esa mirada dirigida a ella, le había provocado una irremediable adicción, por primera vez su frío pecho había comenzado a sentir un calido ardor, su corazón había vuelto a latir…

Ya en la cocina, saco de la alacena una caja de su cereal preferido, un tazón, un vaso y del refrigerador un poco de leche y jugo, llevo todo a la mesa del comedor y se dispuso a llenar el tazón con leche y cereal y aquel vaso con un poco de jugo, desayuno rápidamente casi engullendo la comida y se dispuso a hacer los quehaceres del hogar.

Termino mucho antes de lo esperado, miro el reloj era ya las cinco en punto, guardo apresuradamente todos sus utensilios de limpieza en un armario que se hallaba debajo de la escalera, subió hasta su habitación presurosamente y se cambio de ropa, vistió unos pantalones de mezclilla obscuros, una blusa de tirantes gris, y una pequeña chamarra color negro junto con unos tenis grises, desamarro su cabello lo cepillo aceleradamente y lo adorno con un moño negro a un costado de su cabeza, bajo rápidamente las escaleras y salio de su casa no sin antes cerrar la puerta con llave.

Llego a la biblioteca poco menos de 5 minutos después, ya un poco mas calmada entro por aquellas grandes puertas y saludo a la recepcionista con intenciones de ir a la sección de literatura, sin embargo, se detuvo de golpe y se quedo ahí parada. -Quizás debería preguntarle.- sonrío con emoción internamente. Se acerco hasta donde se encontraba la recepcionista con calma y apoyo sus codos en el gran escritorio con lentitud.

-Disculpe Shizune-san quisiera hacerle una pregunta.- dijo apenada la joven de rosada cabellera.

-Si adelante Sakura-chan pregúntame lo que quieras.- dijo alegre la joven mujer de cabello negro y ojos café obscuro.

-¿No a visto por aquí a un joven pelirrojo?- pregunto sonriente.

-Mmm…. deja me ver… un muchacho pelirrojo… la verdad es que no recuerdo, pasan tantas personas por aquí que me es difícil recordar.- dijo apenada. -Siento no poder ayudarte.- sonrío acongojada.

-No hay problema.- dijo cortésmente la ojijade. -Otra pregunta si no te molesta, ¿no sabes en que sección puedo encontrar un libro que se llama… "Muñecas de la época victoriana"?- pregunto curiosa.

-Si deja me ver… ese libro esta en la sección de arte.- dijo con una sonrisa mientras le señalaba con la mano la dirección.

-Arte ¿eh?… muchas gracias Shizune-san, nos vemos después.- dijo susurrando mientras se alejaba en la dirección que la recepcionista le había señalado.

-Por nada, que tengas linda tarde Sakura-chan.- dijo con una sonrisa mientras movía su mano en señal de despedida.

-Sección de arte, sección de arte…. ¡ah! Aquí esta.- pensó para posteriormente tomar aquel libro entre sus manos. -Veamos que es lo que leía aquel día.- murmuro para si en un acto de curiosidad. Hojeo aquel libro con sumo interés y su contenido la dejo maravillada, aquel libro contenía un sin numero de imágenes de hermosas y lindas muñecas de porcelana de la época de la reina victoria aproximadamente por el siglo 19y no solo eso si no que explicaba a detalle como se fabricaban ese tipo de muñecas por aquel periodo.

-Ah así que enserio te gustan las muñecas, ¡que lindo!.- pensó con ternura mientras en su mente se dibujaba el rostro de aquel joven. Le hecho un ultimo vistazo al gran libro que sostenía, maravillándose de aquel hermoso arte que eran las muñecas de porcelana.

Dejo aquel estupendo libro en su lugar y se dirigió hasta la sección de literatura hacia el estante donde se hallaba el libro que estaba leyendo, paso sus dedos a lo largo de los libros y cogió el suyo, se sentó en el pasillo donde se encontraba y comenzó a leer placidamente, adoraba leer un sinfín de nuevas historias en la biblioteca, claro que bien podría llevarse los libros a casa y así no tendría que ir casi a diario, no obstante, sentía que no era lo mismo, el ambiente que se producía en aquel lugar era perfecto para sus tan amadas lecturas.

Frío corazón "La mecánica del alma y la razón" era un estupendo libro escrito por Nagatsuka Daiki, un famoso escritor de novelas basadas en el géneros de romance y suspenso, una combinación que a Sakura le agradaba mucho. Había descubierto en esa novela un mundo hermoso y triste con el que se identificaba mucho, aquella historia trataba acerca de un chico llamado Aoi, que vive en un mundo repleto de cosas hermosas, pero cuya razón y sentimientos no alcanzan a comprender todo lo que habita en ese mundo, debido a su frío corazón, Aoi deberá aprender a lo largo de una serie de aventuras buenas y algunas no tan buenas lo que es el amor, el cariño y la felicidad, para ser por fin un ser completo en aquel perfecto y maravilloso país.

Sakura se identificaba mucho con aquella fantástica historia así que devoro las paginas de aquel grueso libro en un santiamén, esta sesión seria la ultima, pues pronto acabaría ese magnifico libro, pero eso no le preocupaba, pues en aquella enorme biblioteca había libros de sobra para seguir leyendo y con mayor razón, pues la sección de literatura era la mas grande de todas.

 -Me pregunto… ¿Por qué estaba en la sección de literatura, si lo que le atrae es el arte?- pensó para si, recordando inevitablemente a aquel joven de rojizos cabellos. -¿Quizás buscaba algo diferente?- cavilo con curiosidad. -Como me gustaría verlo.- susurro en un suspiro corto con aliento de esperanza. -¿Por qué le gustaran las muñecas?- dejo que su mente divagara en su reciente fijación. -Me a mirado de una manera tan penetrante, nunca antes en mi vida había visto una mirada como la suya, me a observado tan profundamente que incluso sentí como si pudiera ver mi alma, me pregunto si.. ¿habrá visto lo vacía que estoy….?-

De pronto y sin que la pelirrosa se lo esperara, todo se obscureció, las luces se habían ido, lo cual era algo extraño, una penumbra impenetrable cubrió por completo la biblioteca, la mayoría de los lectores que se hallaban ahí se disgustaron por la repentina interrupción de su lectura, así que afuera de la sección de literatura se podía oír un gran murmullo y estruendosos quejidos por el reciente incidente, parecía que había habido un apagón en la zona, pues no llegaba luz alguna por las ventanas de la biblioteca, por lo cual todo estaba en mera negrura. La pelirrosa no lograba distinguir nada.

Se levanto con lentitud para no golpearse por accidente con alguno de los estantes, dejando el libro en el suelo tratando de divisar a una persona que estuviese cerca de ese pasillo, sin embargo, aquella sección de la biblioteca estaba desolada, ni una sola persona se hallaba cerca, se dispuso a dar unos pasos hacia adelante para ver si lograba percibir a algún individuo, no obstante, dicho acto se vio obstruido por una mano que sujeto con fuerza su muñeca, en ese momento la pelirrosa sintió como alguien se posiciono detrás de ella, estaba tan cerca que podía incluso sentir el calor que emanaba de su cuerpo, el miedo la paralizo y le impidió miras hacia atrás.

El aire a su alrededor se impregno de un extraño y perturbador olor a una colonia masculina, alguna rara combinación de viriles esencias. -¿Un hombre?- pensó inconcientemente la ojijade, pues aquel aroma no demostraba lo contrario, sin mencionar que sujetaba su muñeca con una fuerza comparable a la de una figura varonil.

Aquella persona se acerco aun mas a Sakura, tan cerca que pudo sentir el gran calor que irradiaba su cuerpo, la rozaba a tal punto que le quemaba y con ese acercamiento confirmo sus sospechas en efecto era un hombre…

-¡Ssshhh!…..- le susurro lentamente casi al oído aquel hombre, al ver las intenciones de gritar de la ojijade.

No hay comentarios:

Publicar un comentario