miércoles, 9 de noviembre de 2011

El Marionetista Cap 5

Capitulo 5: "¿Verdad o Mentira?."

-Akasuna no Sasori… queda usted arrestado por ser sospechoso de homicidio.- dijo el azabache mientras le colocaba violentamente unas esposas al ojimiel.

-¡Sakura!- dijo el en tono de angustia mirándola con indignación.

-S-sasori…- susurro ahogadamente con lagrimas en sus ojos color jade. -¡Sasuke!… ¿pero que estas haciendo? ¡suéltalo en este momento!- dijo sollozando con desesperación, mientras se acercaba al joven azabache jaloneándolo, tratando de que se alejara del ojimiel.

-El es el principal sospechoso de estos asesinatos, todo encaja doctora… ¡deténgase!- dijo el tratando de soltarse del agarre de la pelirrosa.

-¡Basta!, es imposible que el sea el culpable.- dijo ella aferrándose ferozmente al brazo del detective.

-Sakura, ¡espera!- replico el pelirrojo tranquilamente, tratando de calmar tan enredada situación.

-Sasori… es que esto no puede ser.- dijo tratando de contener su llanto, forcejeando con el joven azabache. -Detective… ¡suéltelo por- fue interrumpida al ser detenida por un hombre a sus espaldas.

-Debe calmarse doctora Haruno-san.- le dijo el joven de rubios cabellos, mientras la sostenía de la muñeca y la cintura.

-U-uzumaki-san… pero… no ve que todo esto es un error.- dijo ella con los ojos llorosos.

-Lamentablemente las evidencias apuntan a que el es el culpable, hasta que se demuestre lo contrario.- dijo con tristeza mirando a la afligida medico, mientras se acercaba a Sasuke y tomaba al pelirrojo por el brazo.

-Gracias dobe.- dijo el pelinegro, mientras se acercaba a la ojiverde. -Doctora Haruno, lamento que esto haya sucedido pero, como mi compañero le acaba de explicar, las evidencias demuestran que el es el culpable, un fabricante de marionetas de la ciudad de la arena, todo apunta a que el es el asesino que estábamos buscando.- dijo el tratando de no sonar imprudente.

-¿F-fabricante de marionetas?- dijo ella atónita ante la noticia, abriendo grandes sus ojos inundados de lagrimas. -N-no puede ser…- dijo ella mirando al joven marionetista. -¿S-sasori?- pregunto mientras se acercaba hasta el pelirrojo.

-No llores Sakura, por favor… créeme yo no soy ningún asesino.- la miro con ternura de manera profunda, deteniendo con esas palabras el llanto de la joven.

-Sasori… yo creo en ti…- le susurro de manera muy baja para que nadie mas escuchara y le sonrío con cariño, volteándose hasta donde el Uchiha se encontraba, sin notar la leve y misteriosa sonrisa que se había curvado en el rostro del ojimiel.

-El será llevado al departamento de policía que lleva el caso y ahí será interrogado mañana por la tarde, usted puede estar presente si lo desea doctora Haruno.- le dijo el azabache de manera fría y seca.

-Me asegurare de estar presente.- dijo en forma altiva mientras veía como el joven ojiazul se llevaba a Sasori por la fuerza. La pelirrosa camino con dirección al sótano, pero fue interceptada por sus amigas.

-Sakura… ¿estas bien?- pregunto la rubia con preocupación.

-Si Ino, no te preocupes, estaré bien.- respondió ella con distracción llena de tristeza, después de todo ya presentía que algo terrible ocurriría.

-Pobre Sakura-chan.- dijo Hinata dándole un tierno y leve abrazo.

-Gracias, muchachas.- dijo ella melancólicamente, mientras notaba que el joven azabache la observaba fijamente.

-Nunca pensé que esos dos detectives fueran a hacer algo así, ese chico, Sasori… acabo de hablar con el y parecía tan lindo, incapaz de hacer semejantes atrocidades.- dijo la rubia un poco molesta y desconcertada por lo sucedido.

-Discúlpenme, creo que no me siento muy bien, voy a estar en el sótano.- dijo ella de forma apática.

-Sakura…- la miro la rubia con tristeza. -Si necesitas algo llámanos.-

-Si Sakura-chan, aquí estaremos si nos necesitas.- dijo animosa la peliazul.

-Muchas gracias amigas, pero creo que necesito estar sola.- respondió inmersa en sus pensamientos mientras caminaba por el pasillo hacia su usual lugar de trabajo, sin notar que el detective de negros cabellos iba tras de ella.

Bajo las escaleras con lentitud y cansancio, abrió la puerta con sosiego y la cerro tras de si recargándose en ella. -¿Por qué?… ¿Por qué tenia que pasar esto?… Sasori.- murmuro desconsolada conteniendo su inminente llanto.

Camino por la habitación dando vueltas de un lado a otro con desesperación, analizando una y otra vez lo que había sucedido. -¿Cómo pudo pasar esto?… ¿Cómo?- se pregunto así misma sin la ilusión de una respuesta, con la imagen del pelirrojo en su mente.

De pronto sin que la ojijade lo esperara y sacándola de sus profundos pensamientos la puerta de aquel cuarto se abrió, y por el umbral cruzo alguien totalmente indeseado. -¿Se encuentra bien doctora?- pregunto el joven de profundos orbes azabache, mientras cerraba la puerta con lentitud.

-¿Qué hace usted aquí?- pregunto ella un tanto molesta y alterada.

-Solo… vine a ver como estaba, eso es todo.- dijo el de forma un tanto fría mientras se acercaba paso a paso con lentitud, a la pelirrosa.

-Y todavía tiene el descaro de venir a preguntarme semejante cosa, se acaban de llevar a mi novio acusado de asesinato, ¿Cómo quiere que me sienta?- dijo ella indignada, triste, pero mas que nada furiosa, enojada con aquel hombre que se hallaba frente a ella.

-Lamento mucho que las cosas hayan terminado así.- dijo el pelinegro acercándose a la ojijade, aproximándose demasiado para su gusto. -Sin embargo no tenia otra alternativa, la evidencias nunca mienten.- dijo el llegando a tal cercanía con la joven medico que podía sentir el calor y la ira que esta emanaba.

-Tiene razón, las evidencias no mienten, pero pueden ser mal interpretadas.- dijo ella dando unos pasos hacia atrás, incomoda por el acercamiento del joven Uchiha.

-¿Es que acaso no lo entiende?- dijo susurrándole en un tono atestado de irreprimible lujuria, mientras la tomaba caprichosamente de la cintura y la acercaba aun mas a el.

-¿Q-qué le pasa?… ¡S-suélteme!- exclamo titubeante en un tono fuerte.

-¿Soltarte?… ¿Cómo podría Sakura?, en verdad a veces puedes tornarte tan molesta.- dijo acercándose a su rostro con lentitud mirándola a los ojos profunda y lascivamente.

-¿Qué hace?… ¡le digo que me suelte!- dijo autoritaria y decidida a no caer a merced de aquel hombre, mientras que con sus pequeñas manos lo empujaba de los hombros, golpeándolo de vez en cuando, no obstante, todo intento de escapar era inútil, pues la fuerza que el pelinegro ejercía sobre ella era por lo menos tres veces mayor.

-¡No!… no la voy a soltar…- dijo de manera exaltada, mientras tomaba con una de sus manos libres el rostro de la joven a la fuerza, y furiosamente atrapaba sus indefensos labios. La beso con salvajismo e intensidad, sin embargo, ella se resistió, golpeando fuertemente los hombros del azabache, manteniendo sus ojos abiertos, alerta.

Aquel hombre se negaba a soltarla con entereza, la sostenía con vigor apretándola al punto de la asfixia contra el, sus labios desesperados oprimieron los de la joven, y su lengua delineaba el contorno de su boca tratando de entrar, pero la pelirrosa no cedió ni un solo momento, forcejeaba con el en un intento por escapar, no deseaba ese beso, no quería ser tocada por el, infinidad de cosas pasaron por la mente de Sakura, entre ellas la pequeña posibilidad de que el azabache no desistiera de sus actos, y continuara mas halla de donde ahora estaba, se negó a pensar en ello y continuo con su aparentemente eterna lucha, quería huir de ese lugar, escapar de aquellos brazos que la aprisionaban con fuerza y correr a los de su tan amado Sasori, pero no podía, todo era en vano, pronto sus fuerzas la abandonaron dejándola a merced del pelinegro.

-S-sasori…- murmuro para si suavemente, mientras una pequeña lagrima rodaba por su mejilla, sintiéndose impotente ante la situación con la agria sensación de traición en su garganta.

De pronto Sasuke se detuvo de golpe dejando de aplicar tanta fuerza al sostener a la joven, pero aun sin soltarla, se apoyo en su hombro, y escucho la agitada y descoordinada respiración de la joven medico, que demostraba el miedo que sentía en ese momento.

-Por favor… suéltame.- le rogó en voz baja, pero sin titubear.

-Realmente lo amas… ¿no es así?- pregunto el, decepcionado por el resultado de sus caprichosos actos, recargando su frente en el hombro de la joven, agotado.

-Si… lo amo, mas que a nada en este mundo.- dijo ella tratando de alejar un poco al detective.

-Ten en cuenta, que ahora es el principal sospechoso de este caso.- dijo separándose de ella dando unos cuantos pasos hacia atrás.

-Eso no me importa, yo creo en su inocencia, y es mas le voy a demostrar que el no es el culpable, a como de lugar.- dijo ella con gran y admirable determinación en sus palabras.

-Espero por su bien, que no se lleve una amarga desilusión en su búsqueda.- dijo el mirándola, con frialdad. -Siento mucho lo que ocurrió, por favor olvídelo.- dijo dándose la media vuelta caminado hacia la puerta con la mirada agachada.

-Olvidar no es una de mis mas grandes cualidades detective Uchiha…- dijo provocando con aquellas hirientes palabras que el joven pelinegro se detuviera de golpe. -Pero por esta vez are una excepción… solo espero que no se vuelva a repetir.- dijo ella con calma.

-No se preocupe, no volverá a ocurrir jamás.- dijo el, inusualmente melancólico y en un tono cargado de amargura, mientras salía a paso lento de aquella habitación.

No cabía duda de que el orgullo del joven azabache había sido gravemente herido, pero mas aun, aquellas palabras que la pelirrosa le había dirigido con rabia y rencor, le habían herido mas que nada el corazón, sin más, se retiro de aquel lugar, con gran arrepentimiento por el final tan decepcionante, que había tomado tan irreverente situación. La pelirrosa se llevo una mano al pecho y suspirando, temblorosa se dejo caer al piso de rodillas, aquel incidente la había dejado débil y sumamente confundida; tranquilizando su respiración, su cuerpo y su mente se levanto con sosiego del suelo, y se dirigió hasta la puerta saliendo de aquella sofocante habitación.

Llego hasta los casilleros del personal, y recogió unas cuantas cosas de su locker, subió las escaleras hasta llegar a la recepción y se despidió sin animo alguno de sus buenas amigas, saliendo así del centro con la mirada agachada, ya afuera tomo un taxi y le indico al chofer que la llevara hasta su hogar, ya ahí, subió hasta su apartamento y entro a este sin prender la luz, dejo sus cosas en la mesa, y se sentó rendida en el acolchonado sofá, de pronto y sin pensarlo noto que aquel lugar, se había impregnado con el suave y varonil aroma del pelirrojo, aspiro hondo el aire a su alrededor y sin poderlo evitar comenzaron a brotar lagrimas, abundantes lagrimas llenas de tristeza y melancolía; se dejo caer en el sillón, y restregó su rostro contra el cojín de aquel mueble, dejando así que su incontenible llanto fluyera si reprimendas.

Poco después y con los ojos hinchados de tanto llorar, se dirigió hasta su habitación con letargo, casi arrastrando los pies, se cambio de ropa, por una pijama de dos piezas color blanco, y se dejo caer ya sin fuerzas en la cama, abrazo una almohada firmemente, y comenzó a tratar de asimilar lo que había ocurrido minutos atrás en el centro. Ella creía solidamente en la inocencia del ojimiel, no obstante, no podía evitar que pasara por su mente, la terrible idea de que el en verdad fuera el asesino, y si así fuera ¿Qué haría entonces?…

Le dio vueltas, una, dos, tres y mil veces mas, regresando siempre a la misma conclusión, era imposible que su amado Sasori hubiese cometido tan atroces crímenes, había decidido apoyarlo hasta el final y estar a su lado sin condición alguna, dejando de lado la posibilidad de que el fuera el autor de aquellos asesinatos, pronto el cansancio la venció e ineludiblemente se quedo profundamente dormida.

A la mañana siguiente se levanto de la cama con pereza y se sentó en la orilla de esta pensativa, se dirigió hasta su baño y se dio una refrescante ducha, salio minutos después y se vistió con una falda negra, un saco del mismo color, una blusa blanca, medias grises y zapatos de tacón, hoy tendría que acudir al interrogatorio del joven ojimiel así que procuro verse formal y sobria, se maquillo levemente tratando de disimular las ojeras y lo hinchado de sus ojos debido al prolongado llanto nocturno, salio del departamento con calma y se traslado hasta la salida del edifico, ya fuera en la calle tomo un taxi que la dejo en la entrada del centro, eran ya las doce de la tarde, nunca en un día de trabajo la pelirrosa había llegado mas tarde, no obstante, no se sentía con ánimos para nada y su mentora le había dado el permiso de ausentarse, mas sin embargo, se negó y decidió tan solo llegar un poco retrasada.

Entro hasta la recepción donde la recibieron dos caras sonrientes llenas de compasión, se acerco hasta sus mejores amigas y las saludo con apática amabilidad, ambas le contestaron con un amigable y cariñoso abrazo, a la par que la peliazul le daba un aviso importante.

-Sakura-chan, hablo el detective Uzumaki hace unos minutos y me pidió que te avisara, que el interrogatorio de Sasori-san va a ser adelantado a la una de la tarde.-dijo ella tenuemente.

-¿Qué?- pregono un tanto exaltada ante la noticia. -Pero si tan solo falta una hora para eso.- dijo ella mirando su reloj con angustia.

-No te preocupes Sakura, ya veras que todo va a salir bien.- dijo la ojiazul tocando el hombro de su amiga.
-Realmente… eso espero.- dijo desesperanzada.

El tiempo voló y pronto llego la hora del tan maldecido interrogatorio, Sakura se alisto y salio a toda prisa con dirección al departamento de policía, pronto todo se aclararía y sus leves dudas se disiparían. Llego como alma que lleva el diablo encontrándose así con el joven Naruto, quien la condujo hasta un cuarto con una gran ventana.

-Lo siento doctora Haruno-san, pero usted no puede estar directamente presente en el interrogatorio, deberá observar todo desque aquí, mientras el detective Uchiha y yo interrogamos al sospechoso.- dijo el joven de rubios cabellos con amabilidad.

-Esta bien…- respondió ella de manera cortante, mientras miraba a través del gran vidrio.

El ojiazul salio con calma de la habitación donde la pelirrosa se quedo completamente sola, al otro lado del espejo se encontraba únicamente una silla y una mesa en la cual estaban un teléfono y una lámpara, segundos mas tarde vio como entraban el joven pelirrojo esposado de las manos y detrás de el caminaban alertas el detective Uchiha y Uzumaki, sentaron al ojimiel en aquella silla despojándolo de las esposas, dando así inicio a las rigurosas preguntas.

-¿Conoce usted a estas mujeres?- le pregono el pelinegro de forma violenta, mientras extendía en aquella mesa un par de fotografías.

-Nunca en mi vida las había visto.- respondió el ojimiel con una arrogante sonrisa.

-¿A qué vino a esta ciudad?- pregunto irritado, ante la actitud de joven acusado.

-Vine hasta aquí para ver a mi abuela, se encuentra muy enferma.- contesto inmutable y sereno.

-¿Ah si? pues que considerado, ¿Cuándo es que llego a la ciudad?- demando exasperado, haciendo un comentario lleno de sarcasmo.

-Llegue… hace poco más de un mes.- argumento de manera fría con suma tranquilidad.

-Esta conciente de que su llegada a Konoha coincide perfectamente con las desapariciones y muertes de estas muchachas, sin mencionar a las jóvenes extraviadas de su país natal, que coinciden con sus exhibiciones de arte, en las ciudades del viento.- exclamo sumamente molesto, irritándose cada vez mas ante el silencio del pelirrojo. -¿No piensa responder Akasuna?- le interrogo de forma retadora.

-No veo por que responder preguntas cuya respuesta obviamente ya sabe, aquellas son simples coincidencias y nada más… ¡yo no asesine a esas mujeres!- expuso con una perturbarte calma.

-Hump… ya veo… ¿es que ni siquiera piensa defender su propia y supuesta inocencia?- pregunto nuevamente con indignación.

-Creo más bien detective, que por lo que estamos debatiendo aquí, no es precisamente mi inocencia o culpabilidad.- declaro desafiantemente, aun con extrema tranquilidad y lanzándole una aguda mirada al azabache que revelaba de manera sutil, el verdadero contenido de sus palabras.

-¿A que se refiere?- pregunto con disimulo, tratando de ocultar que había notado lo que el ojimiel insinuaba.

-Detective Uchiha, ¿acaso cree que no me doy cuenta?, sabe perfectamente a lo que me refiero.- dijo cambiando ese sereno tono por uno de total molestia e ira, no obstante aun se mostraba insensible y calmado.
Por supuesto que el detective sabia a que se refería, y claro esta que el pelirrojo no era ningún tonto, era mas que obvio que ya había notado la atracción que el azabache sentía hacia la medico de rosada cabellera, y esto lo enfurecía hasta su punto mas alto, odiaba como la miraba, odiaba el tan solo imaginar que le llegara a poner un dedo enzima, todos esos mundanos pensamientos, llenaban sus mente y su ser de furia, haciendo que le burbujeara la sangre, cada vez que veía al pelinegro.

-¡Tu maldito infeliz!…- dijo el azabache, sumamente alterado, plantando de golpe sus manos en aquella mesa.

-¡Teme! Cálmate…- dijo el ojiazul en voz alta.

-Lo ve detective, me parece que debería de buscar al verdadero asesino, en lugar de estar montando este espectáculo sin sentido, usted… no tiene ninguna oportunidad.- dijo el joven Akasuna, arrogante con una soberbia sonrisa llena de satisfacción.

-¿Oportunidad?…- dijo mientras lo tomaba por la ropa bruscamente, alertando a la ojiverde que se encontraba tras del vidrio. -Tu a mi no me engañas, con esa cara de niño angelical, aun no e comprobado si eres no el asesino, pero lo are… y aun si me equivoco en cuanto a tu culpabilidad, se que lo único que tu harás será lastimarla, y tarde o temprano se dará cuenta de la clase de persona que eres.- dijo casi a punto de golpear al pelirrojo, mientras que sorprendida la pelirrosa salía a toda prisa de la habitación donde se encontraba.

-¡Sasuke tranquilízate!- dijo el rubio acercándose a su amigo.

-No te metas en esto Naruto…- replico con gravedad, mirando a su compañero de manera iracunda. -Incluso si tu no eres el autor de estos crímenes, puedo ver a kilómetros la clase de persona que eres, tu no la amas, solo la estas utilizando y la única que saldrá lastimada en todo esto será ella.- dijo repentinamente logrando con esto que la ira del pelirrojo estallara en cólera.

-¡Tu que sabes maldito Uchiha!…- exclamo furioso levantándose de su lugar, soltándose violentamente del agarre del azabache. -Tu no la conoces, no sabes nada de ella.- le grito presuntuoso logrando con aquellas palabras que el joven detective se quedara pensativo. -Y más aun no sabes nada de mi, ni de mis verdaderos sentimientos hacia ella, yo seria incapaz, ¡escúchame bien!… incapaz de lastimarla de ninguna forma, ¿me oyes?- dijo el cambiando así aquel carácter pasivo y frío, por uno que ardía al rojo vivo.

-S-sasori…- dijo la ojijade sumamente sorprendida ante las palabras del pelirrojo, mientras que entraba en el cuarto de interrogatorio. -Ya por favor, deténganse los dos, este no es el momento ni el lugar para hablar de esas cosas.- dijo ella caminando con lentitud hacia ambos jóvenes.

-La doctora tiene razón teme, este no es el momento para eso.- agrego el detective Uzumaki.
-Maldito sea, tu…- dijo el pelinegro apretando su puño mirando con rabia al ojimiel, siendo interrumpido por el timbrazo del teléfono.

Tomo el auricular con lentitud, y al llevárselo al oído sus ojos se abrieron grandes, olvidando por un momento la situación en la que antes se encontraba, con una mano le indico a su compañero que se acercara y con ello pulso el botón de altavoz, revelando así el por que de su sorpresa.

-¡Buenas tardes! Detective Uchiha.- dijo una extraña y distorsionada voz, aparentemente de un hombre, al otro lado del teléfono.

Sakura se sorprendió ante semejante voz, que parecía estar distorsionada con ayuda de algún aparato eléctrico, mirando sumamente extrañada a ambos detectives.

-¿Quién es usted?- pregunto azorado el detective de cabellos negros, y todos los presentes en aquel cuarto prestaron suma atención.

-Déjeme presentarme detective Uchiha Sasuke, yo soy… "el marionetista"…- respondió riéndose de manera siniestra, aquella macabra voz, al otro lado del auricular.

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