miércoles, 9 de noviembre de 2011

El Marionetista Cap 7

Capitulo 7: "Fijación."

-Bravo… bravo, que actuación tan espectacular detective Uchiha, nunca me imagine que todos vendrían hasta aquí, doctora Haruno… ¡Sasori-sama!- se escucho de entre la sombras, una voz femenina.

-P-pero si esa voz es de una…- dijo el azabache abriendo grandes sus ojos debido a la gran sorpresa.

-Si así es Uchiha-san, el asesino es una… mujer.- repuso la medico con seriedad, mientras miraba fijamente la obscura zona de donde provenía aquella misteriosa voz.

-Vaya parece ser que en verdad es muy lista doctora…- dijo en un tono que parecía estar lleno de envidia, mientras que desde las sombras comenzaba dejarse ver una silueta femenina. -Qué pena que esa inteligencia suya no la vaya a salvar esta vez.- replico iracunda mientras se acercaba lentamente a la luz.

-¿Qué es lo que quieres de mi?- pregono la pelirrosa mientras que con ayuda del ojimiel bajaban al detective hasta el suelo.

-Ja ¿de ti?… yo no quiero nada contigo, bueno si, una cosa… ¡quiero que desaparezcas!- río en sarcasmo, mientras gritaba llena de enojo aquella última frase.

-¿Quién eres?- pregunto el Akasuna poniéndose enfrente de Sakura, mientras esta atendía la herida del pelinegro, que era de poca gravedad, amarrando con fuerza su lesión, con un trozo de tela para detener el sangrado.

-¿Es que acaso no me recuerda… maestro Sasori?- le dijo con aterradora ternura, hablándole en un impúdico tono.

-No comprendo…- dijo el ojimiel tratando de recordar.

-Tal vez deba refrescarle la memoria, mi nombre es… Yuuna, y en el pasado usted fue mi maestro…- dijo ella riendo con peculiar alegría.

-N-nagatsuka… Yuuna…- tartamudeo el pelirrojo al recordar a aquella joven.

-¿Alumna?- pregunto Sakura confundida.

-¡Sí! así es…- dijo aquella voz, mientras salía de la obscuridad, acercándose por completo a la tenue llama de las velas, mostrando así la figura e identidad del asesino, o mejor dicho asesina.

Esta era una mujer joven aproximadamente de la misma edad que la pelirrosa, su cabello era castaño, de ojos verde olivo y una piel tersa y apiñonada, estaba vestía con unos pantalones ajustados, botas hasta la rodilla, una blusa y una chamarra, todo de negro.

-¡Levántate!... ¡vamos! y usted Sasori-sama de unos pasos hacia atrás.- ordeno, apuntándole a la ojijade con una pistola, que recién había sacado del bolsillo de su chaqueta.

-Demonios mi arma…- murmuro el joven pelinegro, mientras a lo lejos vislumbraba el objeto de su búsqueda.

-Yo que usted me olvidaba de ella detective, si alguno de los dos se mueve, su querido y hermoso cerezo se marchitara, si saben a lo que me refiero.- dijo ella con seriedad y rabia.

La joven médico se levanto con lentitud del suelo, un tanto asustada y miro al Akasuna consternada. -Ah… realmente no quería llegar a esto, pero… no me dejaron otra salida, sobre todo ¡tú! Haruno Sakura.- exclamo molesta en un suspiro.

-¿Y-yo?- pregunto titubéate.

-¡Si, tu!… miserable e infeliz, tú… maldita sombra persiguiéndome todo este tiempo.- le grito con frustración e ira.

-¡No metas a Sakura en esto!- le grito el pelirrojo dando un paso hacia adelante.

-No, no, no Sasori-sama, esto es una plática entre mujeres, y es de mala educación interrumpir una charla ajena.- dijo ella cambiando su tono de voz a uno perturbadoramente amable, mientras agitaba el arma que sostenía en mano, aun apuntando a la pelirrosa.

-¿Cómo pudiste deformar el arte que te mostré, utilizando mis enseñanzas para matar?- le cuestiono en pelirrojo retrocediendo.

-¿Deformarlo?- pregunto ella con arrogancia y sarcasmo. -Pero… ¿es que no se da cuenta?… yo lo he mejorado, lo he llevado hasta donde nadie, he logrado preservar la belleza humana por la eternidad.- dijo riendo de forma macabra mientras extendía sus brazos mirando hacia el techo. -Eso era lo que usted estaba buscando ¿no es así?- lo miro con la locura implantada en sus verdes ojos.

-Pero… no de esa manera.- le contesto pensativo.

-¡Tsk!, todo era perfecto, absolutamente todo, hasta que tu vil recuerdo llego a mi vida, Sakura.- reclamo exasperada.

-Es que… no entiendo…- comento la ojijade confundida.

-En verdad, tu maldita inocencia me enferma… veras toda mi vida había soñado en convertirme en una gran y reconocida artista, así que entre a la universidad en el "Instituto de las Artes" en el país de la arena, ahí fue donde conocí a Sasori que en ese tiempo era mi senpai (superior), tenía un talento nato para la fabricación de marionetas y más aun un talento especial para crear marionetas humanas.- dijo ella nostálgica y entusiasmada.

-¿M-marionetas humanas?- pregunto con extrañes la pelirrosa.

-Era un arte especial de copiar la apariencia humana a la perfección en una marioneta, esa es la más grande habilidad de Sasori-sama, sin mencionar que tenía un asombroso don para manejar las los hilos, era… ¡es! el más grande marionetista. Era mi ejemplo a seguir, lo admiraba y respetaba profundamente, durante toda la universidad lo mire desde lejos, esperando una oportunidad para poder acercarme, sin embargo, la carrera termino y jamás tuve el valor de decirle mis verdaderos sentimientos, pensé que jamás lo volvería a ver, pero el destino lo puso en mi camino nuevamente, mi padre era un gran productor artístico, el cual ayudo a debutar, así que pasaba mucho tiempo con él, por fin logre hablarle aunque no nos volvimos muy cercanos, pues su carácter era frio y distante, accedió a ser mi maestro por petición mía, me enseño todo lo que sabía de las marionetas y de su fabricación, algunas veces portaba tan amable y cálido conmigo que por un momento pensé que yo le gustaba, pronto su gran debut llego, y dijo que tendría una sorpresa para mí, ingenuamente creí que la primera marioneta humana que presentara en su exposición seria una representación mía.- recordó nostálgica, con amargura en sus palabras.

-Ya basta Yuuna, tienes que dejar esto…- dijo el pelirrojo siendo abruptamente interrumpido.

-¡Silencio!- grito ella con desesperación tocando su perturbada cabeza. –La tan afamada doctora Haruno quería saber quién era el asesino ¿no? más aun el porqué hacia lo que hacía, pues ya lo va a saber, el tan esperado debut del más grande artista de todo el país del viento llego, todo era magnifico, todos lo habían elogiado, felicitado e incluso muchos habían ofrecido grandes sumas de dinero por algunas de sus obras, no obstante, aun faltaba presentar su obra más grande según él, pronto llego la hora de presentar su creación, realmente estaba emocionada, realmente pensé que mi sueño, que mi tan ilusoria conjetura se haría real, el único obsequio que me dio fue un vil agradecimiento antes de revelar su obra maestra, ¿y sabes a quien representaba esa marioneta?- pregunto la enajenada muchacha de cabello castaño, llena de rabia.

-N-no… no lo sé…-dijo respondió la pelirrosa un abrumada ante la forma de hablar de aquella joven.

-¡Tu!... esa maldita marioneta, aquella obra maestra que impacto a todos eras tú.- dijo llena de rencor, haciendo que la joven ojijade se sorprendiera. –No lo podía creer aquella obra de la que Sasori-sama estaba tan orgulloso era tu viva imagen, todos la alabaron e incluso ofrecieron una fuerte cantidad de dinero por ella, pero el maestro se negó rotundamente a venderla, claro está que en ese momento yo no sabía en quien se haba basado para crear tan peculiar marioneta, pero poco después lo descubrí. Un día mientras fui a buscar a Sasori-senpai a su estudio, me encontré por accidente con una libreta, pensé que no era nada importante así que le eche un vistazo, lo que había en ella era para mí inconcebible, todo cuanto estaba escrito en ese cuaderno era sobre ti, únicamente sobre ti, pero eso no es todo si no que también había numerosos bocetos de tu imagen, que representaban posibles diseños de nuevas marionetas y una foto de ustedes juntos cuando eran niños; en ese momento tome una decisión, alejaría a cualquier mujer que se acercara a Sasori-sama y le mostraría cuan bello y magnifico podría ser mi arte.- dijo ella con entereza.

-Entonces… ¿si fuiste tú la culpable de las desapariciones de aquellas muchachas, en el país del viento?- pregunto la joven médico dudosa, mirando a aquella mujer con determinación.

-Hump… todas y cada una de ellas se lo merecía, molestas fans pidiendo a gritos ser escogidas como modelos para alguna de las obras de Sasori-sama, lo único que hice fue quitar unas cuantas piedras del camino, pero había una gran piedra que no podía mover, y esa pierda eras tú.- dijo caminado de un lado a otro, amputándole con el arma. -¿Cómo era posible que por más que me esforzara, no podía sacarte de la mente de Sasori?, cuando por fin le confesé mis sentimientos, me rechazo rotundamente, diciéndome que había alguien más a quien amaba con locura, ahí estaba tu maldita sombra opacándome. Un día el tubo que trasladarse a la ciudad de Konoha, a esta ciudad y en ese momento me di cuenta que era la perfecta oportunidad para poner en marcha mi plan, después de todo en esta ciudad nadie me conocía, y podía mostrarte mi arte.- dijo ahora mirando con intensa demencia al pelirrojo. –Todo iba bien al principio, pero una vez mas todo se arruino por tu culpa ¡Sakura! -exclamo en una frustrante ira, mirando de reojo a la pelirrosa. -Un reencuentro que yo jamás me habría imaginado, ese fue el acabose de mis sueños, la muerte de mi última esperanza de ganarme tu amor Sasori, entonces lo planes cambiaron, ahora la prioridad… era deshacerme de la doctora Haruno.- dijo soltando una risita macabra, recalcando con locura la última frase.

-¿Realmente creíste que con eso te reconocería?- le reclamo con soberbia e ira el ojimiel.

-Tarde o temprano tendría que mirarme, ya fuera por una cosa o por la otra, los motivos sinceramente no son tan importantes.- dijo ella con tranquilidad.

-Tienes razón, tarde o temprano tendría que mirarte, con odio y desprecio, porque si le llegaras a poner una mano encima a Sakura, yo mismo te mataría.- le dijo él con soberbia calma.

De pronto el pacifico rostro de joven de ojos verdes, estallo en una expresión de insana e incontenible cólera. -¡Dime!... ¿Por qué tu mente tiene que estar repleta de pensamientos de ella?, ¿Por qué no puedes pensar en mi, mirarme como lo haces con ella?... ¡¿Por qué no puedes amarme a ¡mi! en lugar de a ella?- exclamo con sus ojos inundados en lagrimas demenciales, mientras señalaba con las pistola a la ojijade.

-Porque uno no elije de quien se enamora.- comento la pelirrosa en voz baja.

-¡Seria mejor si tu no existieras!- grito ella furiosamente, apuntándole a punto de jalar el gatillo.

-¡Detente!- vocifero el pelirrojo tratando de acercarse hasta donde Sakura se encontraba.

-¡No te muevas!- exclamo de golpe, haciendo que el ojimiel se detuviera repentinamente. –Si no puedo evitar, que la prefieras a ella antes que a mí, pues me temo que… ¡tendrá que irse para siempre!- grito con la ira y locura incrustadas en su mirada, jalando el gatillo de aquella pistola.

-¡Sakura!- grito el pelinegro impotente al no poder hacer nada.

-¡Sakura!... ¡No!...-grito el joven Akasuna con desesperación, mientras corría velozmente hacia la ojijade, interponiéndose entre ella y la bala, recibiendo el doloroso impacto.

-¡Sasori!...-grito la pelirrosa sintiendo que el corazón se le detenía, derramando melancólicas e innumerables lagrimas, mientras veía como el ojimiel era herido de gravedad en un costado, cayendo ante ella al suelo.

-¿S-sasori-sama?...- dijo la perturbada joven de castaños cabellos, mientras soltaba el arma y se tiraba al suelo de rodillas, mirando sus manos con el terror en sus ojos.

-¡No!, esto no puede ser.- replico la joven médico con fuerza, mientras sostenía a Sasori entre sus brazos. –P-por favor… dime que esto no está pasando.- dijo ella rompiendo en llanto mirándolo a los ojos.

-S-sakura...- le sonrió con ternura el joven ojimiel.

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